Saltar al contenido

45 Bonitos Poemas Cortos

En el día de hoy, te traemos la mejor selección de poemas cortos y bonitos. 

45 mejores poemas cortos

 

1.  Rima LX (Gustavo Adolfo Bécquer)

Mi vida es un erial,
flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.


2. Mi árbol pequeño (Antonio García Teijeiro)

Mi árbol tenía
sus ramas de oro.
Un viento envidioso
robó mi tesoro.
Hoy no tiene ramas
Hoy no tiene sueños
mi árbol callado
mi árbol pequeño.


3. Amo, amas … (Rubén Darío)

Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo:
amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.
Y cuando la montaña de la vida
nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
amar la inmensidad que es de amor encendida
¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!


4. Polvos de amor (Francisco de Quevedo)

Amor postrero más allá de la muerte.
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.


5. Al oído de una muchacha (Federico García Lorca)

No quise.
No quise decirte nada.
Vi en tus ojos
dos arbolitos locos.
De brisa, de risa y de oro.
Se meneaban.
No quise.
No quise decirte nada.


6. Contigo (Luis Cernuda)

¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.
¿Mi gente?
Mi gente eres tú.
El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.
¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?


7. Recuerdo que dejo (Nezahualcoyotl)

¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores.
Dejemos al menos cantos.


8. Anonimo

Viviremos en un castillo
hecho con amores
sostenido por dulzura
protegido con confianza
construido con felicidad
viviremos en nuestro castillo
para no salir jamás.


 9. Anonimo

Limpias mis tristezas
eres alegría
junto a ti todo es sonrisa
tiñes la vida con colores alegres
eres la alegría
contigo soy feliz
soy dichoso sin temer nada
eres mi alegría.


10. Amor eterno (Rubén Darío)

Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.


11. El enamorado (Jorge Luis Borges)

Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.


12. La montaña rusa (Nicanor Parra)

Durante medio siglo la poesía fue
el paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo,
y me instalé con mi montaña rusa.
Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
Echando sangre por boca y narices.


13. Cuerpo de mujer, colinas blancas… (poema I)

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.


14. Maravilla (Mario Benedetti)

Vamos mengana a usar la maravilla
esa vislumbre que no tiene dueño
afila tu delirio / arma tu sueño
en tanto yo te espero en la otra orilla
si somos lo mejor de los peores
gastemos nuestro poco albedrío
recupera tu cuerpo / hacelo mío
que yo lo aceptaré de mil amores
y ya que estamos todos en capilla
y dondequiera el mundo se equivoca
aprendamos la vida boca a boca
y usemos de una vez la maravilla.


15. Síndrome (Mario Benedetti)

Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.


16. Paz (Alfonsina Storni)

Vamos hacia los árboles… el sueño.
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche.
Nos será blanda, la tristeza leve.
Vamos hacia los árboles, el alma
Adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
No despiertes los pájaros que duermen.


17. América, no invoco tu nombre en vano (Pablo Neruda)

AMÉRICA,
no invoco tu nombre en vano.
Cuando sujeto al corazón la espada,
cuando aguanto en el alma la gotera,
cuando por las ventanas
un nuevo día tuyo me penetra,
soy y estoy en la luz que me produce,
vivo en la sombra que me determina,
duermo y despierto en tu esencial aurora:
dulce como las uvas, y terrible,
conductor del azúcar y el castigo,
empapado en esperma de tu especie,
amamantado en sangre de tu herencia.


18. Quien alumbra (Alejandra Pizarnik)

Cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.

Sólo tú haces de mi memoria,
una viajera fascinada,
un fuego incesante.


19. Mademoiselle Isabel (Blas de Otero)

Mademoiselle Isabel, rubia y francesa,
con un mirlo debajo de la piel,
no sé si aquél o ésta, oh mademoiselle
Isabel, canta en él o si él en ésa.
Princesa de mi infancia; tú, princesa
promesa, con dos senos de clavel;
yo, le livre, le crayon, le…le…, oh Isabel,
Isabel…, tu jardín tiembla en la mesa.
De noche, te alisabas los cabellos,
yo me dormía, meditando en ellos
y en tu cuerpo de rosa: mariposa
rosa y blanca, velada con un velo.
Volada para siempre de mi rosa
-mademoiselle Isabel- y de mi cielo.


20. Amor eterno (Gustavo Adolfo Bécquer)

Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal.
¡Todo sucederá!
Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor.


21. Amor (Salvador Novo)

Amar es este tímido silencio
cerca de ti, sin que lo sepas,
y recordar tu voz cuando te marchas
y sentir el calor de tu saludo.
Amar es aguardarte
como si fueras parte del ocaso,
ni antes ni después, para que estemos solos
entre los juegos y los cuentos
sobre la tierra seca.
Amar es percibir, cuando te ausentas,
tu perfume en el aire que respiro,
y contemplar la estrella en que te alejas
cuando cierro la puerta de la noche.


22. Pasa y olvida (Rubén Darío)

Peregrino que vas buscando en vano
un camino mejor que tu camino,
¿cómo quieres que yo te dé la mano,
si mi signo es tu signo, Peregrino?
No llegarás jamás a tu destino;
llevas la muerte en ti como el gusano
que te roe lo que tienes de humano…
¡lo que tienes de humano y de divino!
Sigue tranquilamente, ¡oh, caminante!
Todavía te queda muy distante
ese país incógnito que sueñas…
Y soñar es un mal. Pasa y olvida,
pues si te empeñas en soñar, te empeñas
en aventar la llama de tu vida.


23. Deletreos de armonía (Antonio Machado)

Deletreos de armonía
que ensaya inexperta mano.
Hastío.
Cacofonía del sempiterno piano
que yo de niño escuchaba
soñando… no sé con qué,
con algo que no llegaba,
todo lo que ya se fue.


24. Tu nombre (Jaime Sabines)

Trato de escribir en la oscuridad tu nombre.
Trato de escribir que te amo.
Trato de decir a oscuras todo esto.
No quiero que nadie se entere,
que nadie me mire a las tres de la mañana
paseando de un lado a otro de la estancia,
loco, lleno de ti, enamorado.
Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote.
Digo tu nombre con todo el silencio de la noche,
lo grita mi corazón amordazado.
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente,
y estoy seguro que habrá de amanecer.


25. Mi árbol pequeño (Antonio García Teijeiro)

Mi árbol tenía
sus ramas de oro.
Un viento envidioso
robó mi tesoro.
Hoy no tiene ramas
Hoy no tiene sueños
mi árbol callado
mi árbol pequeño.


26. Quien alumbra (Alejandra Pizarnik)

Cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria,
una viajera fascinada,
un fuego incesante.


27. A un general (Julio Cortázar)

Región de manos sucias de pinceles sin pelo
de niños boca abajo de cepillos de dientes.
Zona donde la rata se ennoblece
y hay banderas innúmeras y cantan himnos
y alguien te prende, hijo de puta,
una medalla sobre el pecho.
Y te pudres lo mismo.


28. Desvelada (Gabriela Mistral)

Como soy reina y fui mendiga,
ahora vivo en puro temblor de que me dejes,
y te pregunto, pálida, a cada hora:
«¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!»
Quisiera hacer las marchas sonriendo
y confiando ahora que has venido;
pero hasta en el dormir estoy temiendo
y pregunto entre sueños: «¿No te has ido?»



29. A una rosa (Luis de Góngora)

Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida?
Y, ¿para no ser nada estás lozana?
Si te engañó tu hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.
Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;
dilata tu nacer para tu vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.


30. La voz (Heberto Padilla)

No es la guitarra lo que alegra
o ahuyenta el miedo en la medianoche.
No es su bordón redondo y manso
como el ojo de un buey.
No es la mano que roza o se aferra a las cuerdas
buscando los sonidos,
sino la voz humana cuando canta
y propaga los ensueños del hombre.


31. En las noches claras (Gloria Fuertes)

En las noches claras,
resuelvo el problema de la soledad del ser.
Invito a la luna y con mi sombra somos tres.


32. El amor es un arte (Anónimo)

El amor es un arte, por ello,
aunque no consiga enamorarte,
me conformaré con abrazarte.


33. El lápiz (Anónimo)

Llorando tomé el lápiz,
Llorando te escribí,
Llorando te suplico
Que no te olvides de mí.


34. Cada canción (Federico García Lorca)

No quise.
No quise decirte nada.
Vi en tus ojos
dos arbolitos locos.
De brisa, de risa y de oro.
Se meneaban.
No quise.
No quise decirte nada.


35. Una rosa es una flor (Anónimo)

Una rosa es una flor,
un tesoro es una fortuna
y a alguien como tú,
no la cambio por ninguna.


36. Si me quieres, quiéreme entera (Dulce María Loynaz)

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… O no me quieras


37. Cuando el mar sea redondo (Anónimo)

Cuando el mar sea redondo
y el sol deje de brillar,
ese será el día
en que te pueda olvidar.


38. ¿Qué es el amor? (Anónimo)

¿Qué es el amor? si no es lo que siento por ti.
¿Qué es el dolor? si no es lo que siento cuando estás lejos de mí.
¿Quién soy yo sin ti?


39. XXV (Pablo Neruda)

¿Por qué para esperar la nieve
se ha desvestido la arboleda?
¿Y cómo saber cual es Dios
entre los Dioses de Calcuta?
¿Por qué viven tan harapientos
todos los gusanos de seda?
¿Por qué es tan dura la dulzura
del corazón de la cereza?
¿Es porque tiene que morir
o porque tiene que seguir?


40. Tus ojos son luceros (Anónimo)

Tus ojos son luceros,
tus labios, de terciopelo,
y un amor como el que siento,
es imposible esconderlo.


41. Lo eres todo (Anónimo)

Lo eres todo,
eres mi vida,
mi aliento,
mi aire,
mi luz,
mi alma,
mi cielo…
en definitiva,
eres todo lo que yo más quiero.


42. Cada vez que pienso en ti (Anónimo)

Cada vez que pienso en ti,
mis ojos rompen en llanto;
y muy triste me pregunto,
¿por qué te quiero tanto?


43. Era mi corazón un ala viva y turbia

Era mi corazón un ala viva y turbia…
un ala pavorosa llena de luz y anhelo.
Era la primavera sobre los campos verdes.
Azul era la altura y era esmeralda el suelo.
Ella -la que me amaba- se murió en primavera.
Recuerdo aún sus ojos de paloma en desvelo.
Ella -la que me amaba- cerró sus ojos… tarde.
Tarde de campo, azul. Tarde de alas y vuelos.
Ella -la que me amaba- se murió en primavera…
y se llevó la primavera al cielo.


44. Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.


45. Yo no soy yo (Juan Ramón Jiménez)

Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo,
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera…